Para crecer y ser grandes, los leones pequeños tienen que aprender habilidades de supervivencia, pero Sangu no quiere escuchar. Después de perderse, algunas gacelas se hacen amigas de él y le enseñan su forma de vida. Después de muchas decepciones, Sangu finalmente aprende a aceptarse a sí mismo.

Tombo, el renacuajo, se declara Rey del Estanque. Se jacta de ser el renacuajo más grande, el más rápido y el más fuerte, y molesta y persigue a todos los otros renacuajos. Tombo finalmente descubre que tener amigos es mejor que ser el Rey del Estanque.

Ignorando siempre el consejo de todos, el Gallo Orgulloso se mete en todo tipo de problemas. Pero la dura lección final del Gallo Orgulloso lo cambia para siempre. Mientras está acostado en la cama de un hospital, se alegra de saber que no es demasiado tarde para obedecer.